A veces vivo más en noches de estas que te hunden
en lo mas profundo de la absoluta y mediocre realidad.
Y en esas noches me quedo contemplando posibilidades y recuerdos,
como simple espectadora de algo que en realidad no es mío.
Intento pensar que podría agarrar con una sola mano
la triste situación y asfixiarla, crujirle todas las vértebras,
simplemente para recolocarla un poco,
mientras que con la otra mano, como siempre,
fumo, o escribo.
A veces tengo sed de joderme la vida,
y dejo que la tinta del boligrafo le de forma al papel.
Ni pienso, ni existo.
No hay red en mi mente.
Increiblemente, me sale jodidamente bien
eso de pegarme ostias contra el suelo.
Eso de convertirme en un blanco facil, y decir:
"¡Eh, estoy aquí, mundo de mierda!
¿Con qué me vas a venir ahora?. ¡Sorpréndeme, joder!.
Tengo la ambición de Taylor Durden en el club de la lucha,
y me quedan aún todos los dientes, y todos los órganos".
Y la cabrona de la vida sabe hacerse de rogar.
Pero la ostia está ahi, preparada,
para que yo ponga el dónde y el cuando,
y entonces me quede sólamente esperar
a que me venga directita a la cara.