14 de noviembre de 2012

Para no perder la costumbre.

No me han crecido las uñas lo suficiente como para follarte bien. Así, como quiero, mezcla de parábola enigmática y apocalipsis mediocre.
Empiezo con ESA frase.

-¿Cómo puede ser mediocre el apocalipsis?.- dice el idiota trajeado.

-Prueba a cargarte a la totalidad de la humanidad y solo destruirás mierda y rutina -dije. Gente que le busca el color al cielo y el sabor al desayuno. Me encanta pensar eso.

También para mi el tren me deja en la parada y comienza una especie de muerte diaria convertida en conversaciones predecibles, apuntes desordenados, sonrisas artificiales, comida artificial, y personas artificiales. Si en esta ciudad hubiese un puente enorme y rojo como el de San Francisco la tentación hubiese sido mayor. Pero estoy aquí, imaginándome que alguien se hace una paja, o intenta ponerle cara al agujero donde se corre.
Mierda.
No.
Si hubiera un puente tan magnífico daría igual.
No me tiraría de él, ni lo usaría como metáfora expresionista. El caso es que simplemente atravieso una etapa jodida.

No soy alguien con manías extraordinarias ni obsesiones, no tengo ninguna enfermedad mental diagnosticada (de momento, al menos), no me ponen cachonda los pies, ni los muertos, no consumo drogas duras, aunque si fumo. No soy sadomasoquista, voyeurista, ni adicta a la moda, o a programas televisivos, comida, rayos U.V.A, no me gusta cualquier mierda explotada o explotable por un gilipollas con corbata en el departamento de marketing de cualquier empresa en cualquier ciudad.
Leo lo que puedo.
Follo lo que puedo.
Duermo lo que puedo.
Vivo lo que puedo.
Ese es el único puto problema. Buscarle el color al cielo o el sabor al semen o el olor a las flores o el sentido a la vida. Ser un gilipollas en una manada de gilipollas que se reproduce como una enfermedad terminal dentro del organismo.
Lo normal.
No fue ese el motivo principal de entrar en la consulta.
Lo primero que pensé fue: "¿Que hago exactamente aquí?". Puede que me gustase desperdiciar el dinero en esta clase de cosas o que me hubiese propuesto follar en un despacho. O que simplemente me aburriera y quisiese hablar con un idiota con título antes que con un idiota a secas.

-Nunca he follado en un despacho, por cierto. ¿Qué tal es?.

Aunque por otra parte no le conozco. Tendrá sus propios problemas, supongo. Lo mismo la tiene pequeña. Puede tener alguna clase de enfermedad contagiosa. O lo mismo tiene miedo a que yo la tenga.

- Aquí TRABAJO. Nada más.- dice el gilipollas sin nombre.

Pero las uñas, hablaba de eso, las tengo cortas. Sería un polvo sin duda decepcionante.
Algo me hace preguntarme cómo me ve este idiota trajeado a mi.
¿Tengo el símbolo del dólar en los ojos?.
¿Soy una loca que le hace perder el tiempo?.
¿Un puzzle?.
¿Un número?.
¿Le parecería emocionante echar un polvo?.
Que nos pegásemos sería más emocionante. O que le dijera que me pone cachonda que me arranque mechones de pelo o escupir sobre su boca o que le salga sangre de la nariz. Aunque todo, por supuesto, sea mentira.
El tren hará el mismo maldito recorrido mañana, hoy, a todas horas. Todo lo posible aquí y ahora es mediocre. Y el aquí y ahora se posterga hasta donde quiera alargarse. El aquí, el ahora, son la polla más grande del mundo. Todo lo demás es tan artificial...
La mediocridad de las sonrisas falsas.
Las miradas falsas.
Las palabras falsas.
La mediocridad DEBERÍA ser un color.
El color más abundante del planeta.
Creo que soy ninfómana.
Debería haber pedido cita previa.
No. No soy ninfómana.
Simplemente me aburro.

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