No me han crecido las uñas lo
suficiente como para follarte bien. Así, como quiero, mezcla de
parábola enigmática y apocalipsis mediocre.
Empiezo con ESA frase.
-¿Cómo
puede ser mediocre el apocalipsis?.- dice
el idiota trajeado.
-Prueba a cargarte a la totalidad de la
humanidad y solo destruirás mierda y rutina -dije. Gente que le
busca el color al cielo y el sabor al desayuno. Me encanta pensar
eso.
También para mi el tren me deja en la
parada y comienza una especie de muerte diaria convertida en
conversaciones predecibles, apuntes desordenados, sonrisas
artificiales, comida artificial, y personas artificiales. Si en esta
ciudad hubiese un puente enorme y rojo como el de San Francisco la
tentación hubiese sido mayor. Pero estoy aquí, imaginándome que
alguien se hace una paja, o intenta ponerle cara al agujero donde se
corre.
Mierda.
No.
Si hubiera un puente tan magnífico
daría igual.
No me tiraría de él, ni lo usaría
como metáfora expresionista. El caso es que simplemente atravieso
una etapa jodida.
No soy alguien con manías
extraordinarias ni obsesiones, no tengo ninguna enfermedad mental
diagnosticada (de momento, al menos), no me ponen cachonda los pies,
ni los muertos, no consumo drogas duras, aunque si fumo. No soy
sadomasoquista, voyeurista, ni adicta a la moda, o a programas
televisivos, comida, rayos U.V.A, no me gusta cualquier mierda
explotada o explotable por un gilipollas con corbata en el
departamento de marketing de cualquier empresa en cualquier ciudad.
Leo lo que puedo.
Follo lo que puedo.
Duermo lo que puedo.
Vivo lo que puedo.
Ese es el único puto problema.
Buscarle el color al cielo o el sabor al semen o el olor a las flores
o el sentido a la vida. Ser un gilipollas en una manada de
gilipollas que se reproduce como una enfermedad terminal dentro del
organismo.
Lo normal.
No fue ese el motivo principal de
entrar en la consulta.
Lo primero que pensé fue: "¿Que
hago exactamente aquí?". Puede que me gustase desperdiciar el
dinero en esta clase de cosas o que me hubiese propuesto follar en un
despacho. O que simplemente me aburriera y quisiese hablar con un
idiota con título antes que con un idiota a secas.
-Nunca he follado en un despacho, por
cierto. ¿Qué tal es?.
Aunque por otra parte no le conozco.
Tendrá sus propios problemas, supongo. Lo mismo la tiene pequeña.
Puede tener alguna clase de enfermedad contagiosa. O lo mismo tiene
miedo a que yo la tenga.
- Aquí TRABAJO. Nada más.- dice el
gilipollas sin nombre.
Pero las uñas, hablaba de eso, las
tengo cortas. Sería un polvo sin duda decepcionante.
Algo me hace preguntarme cómo me ve
este idiota trajeado a mi.
¿Tengo el símbolo del dólar en los
ojos?.
¿Soy una loca que le hace perder el
tiempo?.
¿Un puzzle?.
¿Un número?.
¿Le parecería emocionante
echar un polvo?.
Que nos pegásemos sería más
emocionante. O que le dijera que me pone cachonda que me arranque
mechones de pelo o escupir sobre su boca o que le salga sangre de la
nariz. Aunque todo, por supuesto, sea mentira.
El tren hará el mismo maldito
recorrido mañana, hoy, a todas horas. Todo lo posible aquí y ahora
es mediocre. Y el aquí y ahora se posterga hasta donde quiera
alargarse. El aquí, el ahora, son la polla más grande del mundo.
Todo lo demás es tan artificial...
La mediocridad de las sonrisas falsas.
Las miradas falsas.
Las palabras falsas.
La mediocridad DEBERÍA ser un color.
El color más abundante del planeta.
Creo que soy ninfómana.
Debería haber pedido cita previa.
No. No soy ninfómana.
Simplemente me aburro.
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